sábado, 8 de enero de 2011

Sin dejar de soñar

Se sueña cuando duermes o eso es o que hacen las personas normales, pero ella no, ella soñaba en cualquier momento con cualquier cosa. También se viaja cuando te desplazas de un lugar a otro, pero ella no, ella viajaba sin mover ni un solo músculo. ¿Y que culpa tengo yo, se preguntaba, si soy conformista entusiasta y fantasiosa, si no me hace falta tener grandes cosas para ser feliz, si no me hace falta tener millones ni estar rodeada de lujo para ser la chica mas rica del mundo?
Desde pequeña la habían mirado raro porque tenia la manía de evadirse del mundo mirando un gran paisaje, o escuchando una bella melodía, porque solía imaginarse en mundos maravillosos rodeada de miles de aventuras, haciendo amistad con personajes inimaginables e increíbles.
Era de las que mantenía que no hay edad para soñar y que por muy mayor que te hagas no hay porqué perder la ilusión ni depreciar la magia, sin perder el norte claro está. Nunca llegó a comprender porqué le miraba raro cuando salía emocionada de ver una peli de fantasía o cuando no ocultaba su llanto tras ver una película de amor.
¿Qué pasa, es que ya no se puede ser uno mismo? ¿Hay que ser siempre como el resto?, Se preguntaba a menudo, ¿Por qué se me censura por desear volar, por desear un amor idílico con un autentico hombre detallista y atento como en las pelis, por creer que puedo llegar a ser lo que quiera ser? Pues pienso seguir así, digan lo que digan, no pienso cambiar ¡yo no!, prefiero que me miren raro y me rechacen, porque en el fondo sé que tras ese rechazo se esconde la frustración del que no se atreve a reconocer que él tampoco quiso crecer pero le obligaron, sé que en el fondo lo que pretenden es que no se note que ellos en numerosas ocasiones también, al igual que yo, quisieran ser los protagonistas de un momento especial, ser los destinatarios de ese beso de amor verdadero, ser el motivo por el que Peter Pan volviese, ser ellos los grandes héroes que salvaran al mundo, los jinetes de ese fénix que siempre se regenera.
A menudo se veía sola e incomprendida, pero ella se limitaba a vivir, a disfrutar cada momento especial que le regalaba la vida, a recrearse en los pequeños detalles que se cruzaban por su camino, y todo ello sin perder de vista que tenía una responsabilidades, que su mundo era real y había que saber vivirlo, pero siempre manteniendo que su vida, era suya y no de su trabajo, ni de sus obligaciones, y que la viviría como ella deseaba y no como el resto le dijesen o le sugiriesen, que si le apetecía creer en duendes lo haría, y si quería crear un mundo a caballo entre la fantasía y la ficción para que la infancia de sus hijos fuera más feliz lo haría aunque no lo aconsejasen los libros de psicología infantil.

No hay que olvidar que vivimos una vida llena de tropiezos y desaciertos, llena de lagrimas y enemistades, pero tampoco que podemos ver la vida desde otro punto, desde otra perspectiva, desde otro mundo, porque la línea que separa la fantasía y la ficción de la realidad está donde tú la quieras poner.

¡¡Siempre soñando, siempre viajando sin moverse del sitio!!

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